domingo, 19 de marzo de 2017

La pérdida de un ser querido

Uno de los dolores más fuertes que una persona puede tener, es cuando pierde a ese ser querido. Que en su determinado momento le demostró siempre su cariño incondicional. Esa persona, la cual quiso y aun la recuerda, pero por su ausencia la nostalgia invade en cuerpo y alma.

La noticia más fuerte y dolorosa es cuando te dicen. Ya no está, que comprendas, no llores más, hay que resignarse… Pero, duele cuando teniendo vista no lo puedes ver, que siendo parte de tu vida ya no esté, que siendo parte de tu felicidad ahora sea parte de tu tristeza y que siendo quien te sacaba una sonrisa cuando lo recordabas en tu pensamiento, ahora te saque una lagrima de tristeza porque sabes que ya partió.

Tus respuestas surgen en cuestiones hacia ti mismo y hacia los demás. ¿Por qué me dejaste?, ¿Cómo paso tan rápido?, ¿Por qué Dios mío?…

Buscamos culpas inmerecidas por el dolor pero, no es que olvidaremos a esa persona porque su lugar siempre estará reservado en nuestros corazones, sino que debemos de aprender a vivir con sus recuerdos para no seguir en esa odisea de llanto y tristeza. La persona que nos amó y amamos  no quiere dejar infelicidad. Sólo quiere dejar los mejores de los momentos compartidos.

Si se fue de nuestro mundo, es porque merecía un mundo mejor, si ya no tiene vida es porque tendrá otra vida llena de paz, amor y tranquilidad eterna. Sólo recuerda perdonar a alguien que estimes mucho que por alguna dificultad hoy está alejado, perdona a esa persona antes de que sea tarde para luego no te lamentes, dales hoy lo que se merecen y no mañana.

Regálele flores ahora que está, dile cuanto lo amas, lo que eres capaz de hacer por su bienestar y vive al máximo de felicidad con esa persona.



Tú, todo lo puedes

Nunca te enfoques de manera adversa ante algo que tienes que lograr o cumplir. Si vas a ejercer, confeccionar y emprender  eso que tanto deseas nunca digas ¨no puedo¨. No permitas que esa frase arruine tu futuro, no permitas que te derrote mucho menos permitas que esa frase sea el principal personaje de las decisiones que tienes en tus manos y debes de ponerla en marcha. Recuerda que,  por dominio de esta frase puedes perder el combate antes de iniciarlo.